“Hola, ¿Fundación IPA?”

“Sí, ¿quién habla?”

“Mirá, es raro lo que tengo para decirte pero quizás les interese…”

 

La voz masculina sonaba relajada y con entusiasmo. Empezó a contarnos su historia. Nos mencionó algo de Australia, algo de barbudos, algo del cáncer de próstata, algo de una cervecería. Hasta ese momento sonaba todo un poco extraño, pero no dudamos en encontrarnos.

Nos juntamos en un café de la calle Mitre, la famosa calle Mitre de Bariloche, con Gonzo, un señor de barba larga, gorra y camisa a cuadros. Gonzo es además de ser el impulsor del evento y de esta movida, es el dueño de la marca local de camisas Beardy, camisas leñadoras y patagónicas. Hablamos un buen rato con él, nos abrió un mundo que no conocíamos.

Australia, 2003, más precisamente en la ciudad de Melbourne (dato de color: fue elegida mejor ciudad del mundo para vivir en el 2011), un grupo de varones tiene una idea, una de ésas que crecen tanto que mucho tiempo después en alguna esquina alguien dice: “Che ¿a quién se le habrá ocurrido?” Zácate, a estos primeros entusiastas, llamados “Los 30 originales”, que según nos contó Gonzo se les había ocurrido dejar crecer sus barbas y bigotes para apoyar a un amigo que tenía cáncer de próstata (algo empieza a cerrar ¿no?).

La cosa comenzó a girar, y al año siguiente armaron la Fundación MOVEMBER (https://es.wikipedia.org/wiki/Movember) dedicada a juntar fondos y concientizar sobre cáncer de próstata. La idea creció y hoy se realiza en varios países. La movida es así: durante un mes se dejan crecer la barba y organizan eventos y actividades para concientizar sobre los temas de salud del hombre, tales como cáncer de próstata y testículo. Sólo faltaba que alguien tome la posta en Bariloche. Así fue que se armó el evento con un claro objetivo: abrir estos temas, informarnos y pasar un buen momento.

El 3 de diciembre fue el día elegido. La cita fue en la cervecería Blest del km 11,600. El sol caía sin apuro, un anticipo del verano Barilochense, las cervezas Indian Pale Ale (IPA) circulaban generosamente junto a unas deliciosas pizzas, al tiempo que sonaba la buena música de Fortune. Canciones de Creedence y atardecer. En ese momento, hay que decirlo, agradecimos trabajar de lo que trabajamos. Luego vino la charla de la oncóloga y amiga Inés Garate. Habló del cáncer de próstata, de que el cáncer de testículo la mayoría de las veces se puede curar. Eran una 50 personas, la mayoría hombres, con sus motos y camionetas salidas de un museo, escuchando y hasta haciendo chistes que no vienen a cuento ahora. A nosotros nos tocaba una tarea muy difícil: dar la charla de cierre contando qué son los cuidados paliativos, qué hacemos en la Fundación, sin romper el clima relajado y festivo, sin que nadie se ponga mal.

Ustedes hablen de lo que quieran, pero que no sea muy bajón”, los organizadores del evento nos habían pedido durante los días previos. En general, estamos acostumbrados a que nos miren con temor cuando hablamos de nuestra tarea, sin embargo, esto era distinto. No estábamos en un hospital o en una escuela, no había nadie enfermo y no era la mañana, que es horario en el que solemos atender.  Algo parecido a nerviosismo circulaba en nuestro interior antes de hablar.

Era importante lo que teníamos para decir, el desafío era cómo integrarlo en un contexto tan diferente. Hasta que nos dimos cuenta: de eso se trata IPA (entre otras cosas), de acercar temas como la muerte, las enfermedades graves y el duelo a la mayor cantidad de públicos posibles. Esta vez en un espacio no convencional, no dejamos pasar la oportunidad de contar que el nombre de la Fundación está claramente relacionado a uno de las variedades de cerveza más ricas (subjetivo) y más amargas (objetivo) que existen. Comenzamos diciendo que nada con ese nombre podía contener algo negativo y tímidas, salieron las primeras sonrisas. Fuimos hablando del derecho a no tener dolor, de la importancia del acompañamiento psicológico, espiritual y físico en el alivio del sufrimiento. Conceptos como calidad de vida convivieron por unos minutos con cerveza, motos y atardecer. Y lo mejor es que fueron recibidos por caras con ojos abiertos y barbas largas. Nadie se levantó, nadie salió corriendo. Hablamos de muerte, de salud, de enfermedad, de acompañamiento.

Y así fue como IPA cerró el 1° Movember de Bariloche, confirmando una vez más que estos temas y esta misión pueden tener su lugar en ambientes relajados y festivos. La última frase, antes del gracias fue: “Al fin y al cabo, los cuidados paliativos son un derecho, pero ¿cómo se pueden reclamar derechos que no se conocen?”.

Gracias a Cervecería Blest y Camisas Beardy por invitarnos a participar y sentirnos un poquito cerca de una buena idea australiana, desde ahora también barilochense.

si aún no lo vieron, les recomendamos el video del evento
https://www.facebook.com/cervezablest/videos/1161513677219552/