#15 | “Caminar la vida”
Hace unos días con mis amigos de IPA presentamos Primero Persona en vivo en un ciclo que bautizamos Cuento Debate. Leí algunos de mis cuentos en Vertiente – Café con Ideas y entre uno y otro charlamos con las personas que se acercaron a escuchar y compartir sus sensaciones. Desde lo personal viví una experiencia maravillosa.
El público asistente fue de lo más variado. Las preguntas y acotaciones que fueron brotando en los espacios de charla guiaron la temática entre cuestiones puntuales sobre que son, en qué y a quienes pueden ayudar los cuidados paliativos así como otras más profundas sobre el significado de la vida y la muerte. Cada comentario, cada observación, cada experiencia compartida resultó enormemente enriquecedora para todos.
Sin embargo hubo un momento puntual que me dejó regulando hasta el día de hoy. Uno de los asistentes nos contó que en las últimas semanas había leído los episodios de Primero Persona, y que algunos lo habían puesto a pensar en ciertos temas en los que no se había detenido en otras oportunidades. Y, oh casualidad, una de esas noches su hija de 5 años se le acercó y le preguntó sin ton ni son:
Papi, ¿vos te vas a morir?
Su padre -como a cualquier progenitor al que una descendiente de 5 años le realiza dicho cuestionamiento- tuvo un primer instante de desconcierto y cavilación. Confesó que en cualquier otro momento de su vida hubiese hecho lo que muchos: responder con evasivas, contestar que “no, papá siempre va a estar a tu lado” o decirle que es muy chiquita para hablar de esas cosas. Pero esta vez no.
Nos relató emocionado que aquellos días de introspección y reflexión habían modificado algo en su interior y consideró que no existía respuesta más sincera y amorosa que contestar con la verdad.
Si hija. Algún día me voy a morir.
Y cuando respiró profundo y aliviado pensando que ya había cumplido con creces su labor de padre franco por una década, la pequeña volvió a la carga.
¿Y yo pá?, ¿yo también me voy morir?
El camino ya estaba marcado. A esa altura ya no había espacios para titubear, la dimensión de la sinceridad se había abierto entre ambos y todo fluía con naturalidad. Una hija con toda la claridad de su ser le hacía otra simple pregunta a su padre y el solo debía responder nuevamente con franqueza.
Si hijita, vos también te vas a morir. Todos nos vamos a morir en algún momento.
La niña simplemente siguió con sus juegos un rato y luego llegó la hora de irse a la cama.
“Nunca la vi dormir tan tranquila en su vida como aquella noche” nos contó orgulloso y aliviado su padre aquel viernes lluvioso donde algunos barilochenses nos juntamos a reflexionar sobre el amor, la vida, los niños, al arte de cuidar, la muerte y los cuidados paliativos.
Todos flotamos en un hermoso silencio por unos segundos.
La muerte es claramente la única certeza que tenemos al nacer. Sin embargo en algún momento de la historia de la raza humana algunos adultos comenzamos a temerle y a intentar vanamente mantenerla lo más lejos posible de nuestros pensamientos.
Pero los niños no. Ellos caminan la vida con total naturalidad, y la muerte no es más que una parte de la vida.
Quien dice, quizás algún día todos volvamos a sentirlo de ese modo.
por JAVIER GALLO
Pediatra Especialista en cuidados paliativos pediátricos y escritor
Primero Persona
Es el diario de viaje de un pediatra paliativista hacia el interior de sí mismo. Utilizando el relato y la reflexión como aliados intentará encontrar alguna respuesta a las tantas preguntas que irán aflorando en su actividad profesional.